Feminismos y luchas antirracistas

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¿Son nuestros feminismos antirracistas? Compartimos un webinar organizado por varias organizaciones, en el marco de la Semana contra el Apartheid, sobre miradas y estrategias en opresiones múltiples. La red Anawanti nace desde una alianza entre feminismos diversos y nos parece sumamente importante reflexionar sobre cómo permea el colonialismo en nuestros vínculos, para poder trabajar en ello y construir alianzas antirracistas.

 

 

Desiree Bela – escritora, activista afrofeminista y antiracista. ‘Ser mujer negra en España’, que va por la 8ª edición. Formadora sobre identidades de género y raza.

 

Desiree Bela comenzó formulando la pregunta de si nuestros movimientos son realmente feministas. Para que un movimiento sea feminista, la presencia de mujeres no es suficiente, sino que las mujeres tienen que tenerse en cuenta en la toma de decisiones y en la implementación. Sin embargo, a menudo nos encontramos con espacios en los que como mujeres se deja intervenir poco, se nos infantiliza, tutoriza o interrumpe a las compañeras.

 

¿Cómo nos aseguramos de que los movimientos feministas sean antirracistas y anticolonialistas? A menudo nos topamos con la ‘fragilidad blanca’, es decir, mujeres blancas a quienes les cuesta entender que vivimos en estructuras racistas. Esto dificulta la revisión de los comportamientos racistas. A nadie le gusta que le llamen la atención y la tendencia es negar las realidades ajenas, en lugar de comprenderlas, pero es importante que las mujeres tengan la voluntad de aprender.

 

Para Desiree, la diferencia nos enriquece, no resta. Las ‘otras’ no señalamos porque queramos fragmentar el movimiento, sino porque entendemos la diversidad en el feminismo como un crecimiento y una riqueza. Cualquier movimiento contra las opresiones debería ser feminista y antiracista, porque es una lucha por la justicia social.

 

Silvia Agüero se define como madre (y por ello, limpiadora, cocinera, pedagoga), gitana, feminista y activista.

 

Asegurar que los movimientos sean feministas implica que haya mujeres racializadas en estos movimientos. Sufrimos otras opresiones que no son sólo el patriarcado, sino el racismo, la lgtbifobia, la xenofobia.

 

Para que un movimiento feminista tenga en sus filas a mujeres racializdas tiene que haber una revisión constante y permanente. Las activistas no estamos libres de racismo por ser activistas.

 

Nos han dicho tantas veces que las mujeres racializadas estamos dividiendo la lucha, que acabamos por creernoslo. ¿Qué movimiento feminista está dispuesto a acabar con las opresiones? Muchas mujeres (negras, gitanas, racializadas) ni siquiera hemos visto el techo de cristal.

 

Sivia sostiene que tenemos mucho que aprender de otras mujeres racializadas y por eso hay que ser antiracista “lo dice Angela Davis cada dos por tres, pero no la escucháis”.

 

El feminismo tiene que ser antiracista, no sólo por justicia, sino por estrategia. “Os estáis perdiendo otras luchas y sus aprendizajes. No conocéis que una mujer gitana en Zaragoza rompió los clavos de una pared porque las tenían apresadas por ser gitanas. Se desnudaron delante de curas y obispos para que no las obligasen a hacer trabajos forzados”. Cita otros casos “Transgresoras son las gitanas que sufrieron la gran redada. En Auswitch muchas mujeres lucharon para que no las gasearan”.

 

Para Silvia, tenemos que apoyarnos en nuestras luchas, El patriarcado es uno, pero dentro del patriarcado está el capitalismo y el racismo. Si se acabase el patriarcado, tendríamos otros “machos”.

 

Fatiha Elmouali –  Escribió el artículo ‘La islamofobia tiene cara de mujer”, donde relata una experiencia personal de racismo como mujer musulmana.

 

Fatiha vino como reagrupación familiar para estar con su marido, quien vino primeramente a estudiar y luego se estableció aquí.

 

Como mujer estaba muy motivada en trabajar en dar a las mujeres más derechos, reconocimiento social y presencia en la sociedad. Venía aquí con la idea de que la lucha feminista era de todas las mujeres y para todas las mujeres. “Aquí empecé a darme cuenta de que aquella idea que tenía idealizada chocaba con mi experiencia como mujer inmigrante marroquí, proveniente de un país con mayoría musulmana. Me he dado cuenta de que el feminismo blanco que se presenta como universal sólamente representa un colectivo concreto que es la mujer blanca burguesa. Aquí me he encontrado con hermanas de otras procedencias a nivel cultural y geográfico, como las compañeras afrodescendientes”. A nivel de lucha Fatiha asegura sentir más cercanía con la lucha de mujeres racializadas que con el feminismo blanco. Como mujer migrante, ha ido viendo cómo la realidad de las mujeres migrantes no forma parte de las prioridades de las mujeres blancas. “Las blancas, quieren llegar a ocupar los puestos de poder, a tener los mismos salarios que los hombres, pero muchas veces es a costa de las mujeres racializadas, migrantes que vienen del sur global. Muchas de estas feministas tienen a las migrantes recogiendo el cristal que rompieron, mientras ellas ascienden en sus puestos de trabajo y elaborando unos discursos desde la academia y los medios de comunicación, hablando como salvadoras del mundo, mientras son incapaces de recoger las realidades de las otras mujeres que les ayudan en casa”. Como mujer migrante, Fatiha ha ido viendo que el mismo discurso de las blancas criticando a los hombres, los reproducen cuando hablan de las racializadas “muchas veces se presentan como las que nos van a salvar de nuestros hombres”.

 

Las mujeres racializadas viven con el miedo a la persecución, no tienen acceso al voto, una cosa que las mujeres blancas consideran un hito del feminismo. No se les reconoce la titulación, y por muchas carreras que tengan o formación especializada, acaban en sectores laborales de muy poca cualificación y reconocimiento social.

 

Carmen Juares, Asociación Mujeres Migrantes Diversas.

 

Carmen llegó a Barcelona con 19 años huyendo de la violencia que se vive en Honduras. Por falta de información, no pidió asilo, a pesar de que podía, pero no se la informó. Al estar en situación administrativa irregular, encontró un trabajo como cuidadora interna de una mujer con alzheimer. Trabajaba  7 días a la semana por 700€ para una familia “progresista”. Formó una asociación de mujeres trabajadoras del hogar para luchar contra la explotación. Mujeres Migrantes Diversas es una organización feminista, antiracista, pro lgtbi y transformadora.

 

Para Cármen, que te declares feminista no implica necesariamente que no tengas comportamientos racistas. Se pregunta qué derechos reivindican actualemnte los movimientos feministas. Las organizaciones que son realmente feministas deberían ir allá de un slogan y una concentración anual. Deberían recoger aquellas opresiones y situaciones injustas que nos atraviesan a todas las mujeres, como una ley de extranjería, como tener hijos con diversidad funcional, cuando tenemos personas mayores que no reciben suficiente, mujeres migradas que son abusadas sexualmente mientras trabajan en el hogar. Cuando las organizaciones feministas incorporen en su agenda las preocupaciones de las mujeres migradas -cuya prioridad son derechos básicos como el empadronamiento, la renovación de la cita de extranjería- y denuncien estas situaciones -no sólo la equiparación salarial-, serán los movimientos feministas antirracistas, antes no.

 

Carmen relata que «Hemos tenido compañeras que han estado en la manifestación del 8M y que han recibido un whatsapp donde su contratadora le pidió volver a su trabajo de cuidadora para que ella pudiera ir a la manifestación feminista».

 

Por otro lado, muchas expresiones no son considerados actos racistas, pero lo son. Son ejemplos el no descanso de las mujere, trabajar de lunes a domingo cuidando de un matrimonio por 800€. Este tipo de condiciones se se asume que una mujer racializada puede hacer, a una mujer autóctona ni se le ofrecería.

 

“No vemos el techo de cristal, porque tenemos un suelo enganchoso que no nos deja levantar la cabeza”.

 

¿Somos feministas cuando estamos contratando a mujeres en condiciones inhumanas? ¿Cuando hacemos a Globo un pedido, y las mujeres mensajeras se encuentran a cliente desnudo, y que les ofrece relaciones sexuales, el mismo cliente que luego es la persona que les puntua sin han ehcho bien el ervicio de mensajería?

 

Riya Alsanah, coordinadora de investigación en Who Profits Research Center.

 

En Palestina, hay un intento de despolitizar la lucha feminista y separarla de su contexto político. Riya explica el caso de una conferencia en UN Women en Nairoby en 1985, Betty Freidman, que era una feminista americana, considerada como la madre de la segunda ola feminista, le dijo a Nawal El Saadawi, una feminista egipcia, cuando se dirigia a podium a pronunciar un discurso:  “Please don’t bring Palestine in your speech, this is a women’s conference, not a political conference”.

 

Esto es algo que sucede en el movimiento feminista. Hay un intento de silenciar las voces de las mujeres marginalizadas y de despolitizar el movimiento feminista y abstraerlo del contexto político, más allá de algunos derechos y nociones básicos. Así como de separar a las mujeres en sus contextos, sus historias, sus experiencias. En Palestina siempre ha habido un proceso de deslegitimación de las experiencias de las mujeres como colonizadas.

 

Sin embargo, están produciéndose cambios en términos de que están apareciendo otros movimientos feministas que tienen en cuenta la intersección con otras opresiones, las que provienen del colonialismo y el capitalismo.

 

Ser antiracista y anticapitalista es fundamental en el feminismo. Entender la opresión en la historia nos permite trabajar hacia un mundo que no es reformista, sino que pone en cuestión las estructuras de poder. Nos permite construir alianzas de solidaridad más profundas, que parten de la especificidad y nos conecta con otras luchas de colectivos marginalizados.