La confianza entre mujeres es una mediación costosa, hemos sido adiestradas por el patriarcado para desconfiarnos las unas a las otras, medirnos, rivalizar y competir. La confianza entre mujeres es una práctica de desobediencia al capitalismo patriarcal racialmente estructurado, una práctica imprescindible que aporta otras formas de hacer y estar, de significar la experiencia propia y el mundo que habitamos.

Sin embargo, la confianza entre mujeres precisa de la esperanza en las otras como articulación política y del reconocimiento de nuestras diferencias como motor de cambio5. Por esta razón, conjurar el silencio y encontrar las palabras nos implica, nos afecta y entraña riesgo, puesto que nos conecta con la vulnerabilidad que significa traer el cuerpo a la política, un acto que nos expone y nos asusta pero que sabemos imprescindible. Y, por eso, justamente, la confianza es la alquimia de este proceso: la reconocemos, pero su fórmula es un enigma.

En los últimos años, los espacios de creación y activismo feministas han sido testigos de la tensión, los malestares y las incomodidades que existen entre mujeres, una situación compleja de abordar que nos sitúa ante la necesidad de comprender y el deseo de transformar. No es fácil, para nada, desenfocar el campo de análisis y observar qué relaciones tejemos las mujeres entre nosotras y qué usos hacemos nosotras de los sistemas de poder social. Fruto de esa necesidad, surge Revisant Privilegis, una serie de encuentros entre feministas diversas donde hemos reflexionado sobre los privilegios que nos atraviesan y las relaciones que se producen como consecuencia.