Participamos en el espacio de coordinación de organizaciones feministas previo a Beijing+25 Regional Review Meeting
Del 29 al 30 de octubre en Ginebra tiene lugar una reunión de estados para evaluar el cumplimiento de los acuerdos de Beijing + 25 en Europa.
Previa a la reunión oficial, habrá un espacio de coordinación de organizaciones feministas, en el cual participaremos como red Anawanti.
Publicamos un comunicado que compartiremos en este espacio:
La red internacional anawanti
Anawanti es una red de asociaciones de mujeres que trabajamos con mujeres víctimas de la violencia machista, trabajamos con las mujeres que sobreviven y consiguen encontrar un pasaje para poder recuperarse de los efectos que la violencia ha dejado en sus vidas, en sus cuerpos, en su psique, en su salud.
Este es un trabajo duro y muy complejo, puesto que trabajamos en un contexto que no reconoce la magnitud de la tragedia que, a nivel mundial, enfrentamos. Los asesinatos de mujeres representan la peor de las pandemias que sufrimos hoy, en todos los países, no hay frontera ni estado que proteja a las mujeres de la violencia machista.
Así pues, hoy, no traemos estadísticas de mujeres asesinadas, es demasiado el dolor que sentimos ante el eco sordo con el que las instituciones acogen la evidencia que muestran las cifras. Los datos están, las estadísticas están, las mujeres asesinadas no. Y no son estadísticas, son mujeres a quienes, en esta pretensión de medir, les borramos el nombre y el rostro, las deshumanizamos. Quizá sea esta la razón de tanto silencio, quizá sea este el motivo que nos mantiene atónitas ante la falta de respuesta por parte de quienes ostentan la responsabilidad de la política institucional. A todos los niveles.
Hoy venimos a pedir un gesto, un posicionamiento y recursos para las mujeres supervivientes. Pedimos un gesto, un posicionamiento y recursos para las mujeres, para todas las mujeres, sin que su pasaporte represente un obstáculo. Pedimos la creación de organismos que puedan atender a las mujeres supervivientes, a todas, sean de donde sean; y un posicionamiento que sitúe la violencia machista por encima de las leyes de los estados. La violencia machista es transnacional, en consecuencia la respuesta a esta violencia requiere también de estrategias transnacionales.
Este año 2019, en el Encuentro que ha tenido lugar en Marruecos, las participantes de la red internacional Anawanti hemos trabajado alrededor de la violencia machista que sufren las mujeres durante sus procesos migratorios. Muchas inician este proceso porque huyen de la violencia machista, otras la enfrentan durante el trayecto, las demás la van a encontrar a su llegada, en un país que no las reconoce ciudadanas de pleno derecho.
En este tiempo de trabajo compartido, hemos hablado también de la violencia machista en los países que están en guerra y en aquellos territorios en qué los conflictos políticos tienen un impacto directo en los derechos y las libertades de las mujeres. Los relatos son de una atrocidad que desborda y que rompe a quien está en disposición de escuchar. Sabemos que hoy, ante la violencia que sufrimos las mujeres y las niñas, hay muchos auditorios que se han vuelto sordos, que de tanto número y porcentaje, han borrado el rostro, la historia y el nombre de estas mujeres. Son millones.
Esta es una situación de emergencia ante la que cada una sabe y conoce su responsabilidad. Cada una la suya, hasta donde puede. Pero ante una situación de emergencia cada una debe conocer qué puede y qué no puede y reconocérselo a las otras. No podemos fingir que las mujeres podemos ejercer nuestros derechos humanos. Sabemos que eso no es cierto. Y, paradójicamente, las mujeres seguimos en el empeño de sostener la vida, en todas partes. También en aquellos sitios en los que las mujeres conviven con el horror de la guerra – la peor de las violencias machistas, las más atroz.
Necesitamos recursos, un posicionamiento y un gesto para hacerles lugar político a estas prácticas que sostienen la vida, para que pueda ser vivida, des del gozo y el amor. Recursos para entender, aprender, acompañar, sanar y transformar. Un posicionamiento para poder saltar la complejidad de un sistema burocrático que estrangula los circuitos para que estos recursos lleguen a las mujeres, a todas. Y un gesto que sea, en verdad, un compromiso.
Necesitamos poder hablar sin tecnicismos, tecnicismos que son extranjeros a nuestra práctica, porque son del patriarcado. Es preciso que creemos espacios y nos demos el permiso del tiempo para poder hablar. No de lo que ya sabemos, sino de cómo encontramos la manera de cambiarlo.
Pedimos hablar y pedimos poder escucharnos para aprender, las unas de las otras.
La red Anawanti