En el proceso de apertura de los feminismos a la oportunidad de pensarnos y a la dificultad de pensar el presente, es importante nombrar la experiencia del poder, así como de sus dinámicas, y la experiencia de vulnerabilidad en los espacios relacionales de mujeres, puesto que nuestra práctica reconoce el trabajo político de las mujeres y sus alianzas como parte de este movimiento de consciencia y transformación del mundo.
Poder y vulnerabilidad son dos conceptos que se entrelazan en la construcción de los vínculos, en la formulación de las relaciones. El Patriarcado se ha apropiado de ambos significados: potencia la idea de poder como mediación dentro de la jerarquía relacional que construye la idea de supremacía social de una parte de la población, y desprecia la vulnerabilidad como experiencia de debilidad.