Poder y vulnerabilidad

En el proceso de apertura de los feminismos a la oportunidad de pensarnos y a la dificultad de pensar el presente, es importante nombrar la experiencia del poder, así como de sus dinámicas, y la experiencia de vulnerabilidad en los espacios relacionales de mujeres, puesto que nuestra práctica reconoce el trabajo político de las mujeres y sus alianzas como parte de este movimiento de consciencia y transformación del mundo.

 

Poder y vulnerabilidad son dos conceptos que se entrelazan en la construcción de los vínculos, en la formulación de las relaciones. El Patriarcado se ha apropiado de ambos significados: potencia la idea de poder como mediación dentro de la jerarquía relacional que construye la idea de supremacía social de una parte de la población, y desprecia la vulnerabilidad como experiencia de debilidad.

"Acoger la vulnerabilidad como valor humano es una oportunidad para experimentar y recuperar otros modelajes, otras formas de relación humana que son y han sido a lo largo de la historia de la humanidad a pesar de la losa de silencio que los mantiene en el olvido, como si jamás hubiesen existido.." Encuentro Anawanti 2022.

El poder forma parte de las relaciones que dispone el sistema patriarcal. Sabemos que éste es un sistema que se estructura a base de jerarquías binarias de poder y no poder, que confrontan y discriminan, que privilegian y oprimen, en función del lugar jerárquico en el que cada cual se encuentre.

 

Todas hemos aprendido a relacionarnos desde las estrategias de poder y esa es una clave de desarticulación del Patriarcado: identificarlas y deconstruirlas para poder crear otras mediaciones desde otro orden simbólico. Esta es una tarea difícil, pues la memoria de estos modelajes ha sido intencionadamente cancelada en el relato oficial y, por tanto, hay que recuperar las historias que narran otras formas y hay que experimentar, nuevamente, estas otras formas hasta conectar con nuestra memoria colectiva, hay que recuperar nuestra voz y nuestra existencia sin caer en el engaño patriarcal: cancelar la voz y la existencia de las demás, o de algunas de las demás.

 

Y, en este sentido, acoger la vulnerabilidad como valor humano es una oportunidad para experimentar y recuperar otros modelajes, otras formas de relación humana que son y han sido a lo largo de la historia de la humanidad a pesar de la losa de silencio que los mantiene en el olvido, como si jamás hubiesen existido. La vulnerabilidad sitúa en el centro la necesidad humana del cuidado, la necesidad intrínseca de los seres humanos de ser cuidados y de cuidar: la interdependencia.

 

 

La vulnerabilidad pone la vida en el centro, la vida de cada una y de cada uno, la vida de la tierra y de todo su universo. Esta concepción de la vulnerabilidad es expulsada del sistema de relaciones patriarcal porque desmonta las estructuras jerárquicas binarias y nos predispone a la apertura desde nosotras y a la otredad.

Revisando privilegios

Poder y vulnerabilidad son dos conceptos que se entrelazan en la construcción de los vínculos, en la formulación de las relaciones. El Patriarcado se ha apropiado de ambos significados:    potencia la idea de poder como mediación dentro de la jerarquía relacional que construye la idea de supremacía social de una parte de la población, y desprecia la vulnerabilidad como experiencia de debilidad.

Es necesario revisar los privilegios que atraviesan las redes feministas. Para ello, debemos poder escuchar quienes somos cada una, abrir la consciencia del privilegio, y abrir el trabajo del conflicto entre nosotras.

¿Qué pasa cuando identifico que ejerzo abuso de poder sobre la otra?

¿Dónde está el límite?

  • Él límite está en la energía vital. Cuando falta, se ha sobrepasado un límite.
  • Una cosa es acompañar a otras y otra cosa es tejer con otras.

 

Reflexionar sobre el poder y sobre la vulnerabilidad representa una apertura a mirarnos desde otros prismas, a poner luz en las esquinas donde, incluso en los grupos de mujeres feministas, el patriarcado se esconde disimuladamente y se reproduce desde la práctica no consciente del abuso de poder. En este sentido, el trabajo de revisión de los propios lugares de privilegio nos permite ver, con mayor claridad, en qué formas el Patriarcado y sus prácticas cruzan nuestra Red.