Sanar las violencias sexuales : una práctica feminista que transforma el sentido del mundo
El impacto de la violencia sexual es singular – en la vida de cada mujer – y colectivo en su misión social: disciplinar a las mujeres, sus cuerpos, sus comportamientos sus anhelos para que no se salgan de la norma y cumplan los mandatos que el patriarcado les ha asignado. La violencia sexual precisa de espacios comunitarios para su proceso de sanación y de erradicación. Erradicar significa sacar de raíz, e ir a la raíz de la violencia sexual supone analizar el patriarcado de arriba abajo hasta llegar a descifrar su arquitectura más íntima, aquella que es más difícil de observar y de desvertebrar: la violencia sexual. La intersección es fundacional y funcional: el patriarcado para mantenerse como sistema hegemónico requiere de la violencia sexual como sistema de vigilancia y de imposición.