La relación de confianza entre mujeres es una práctica política necesaria, pues transforma la idea de articulación política como estrategia instrumental y la vuelve mediación comunitaria para sobrevivir, sanar y erradicar la violencia patriarcal. Por tanto, los vínculos que las mujeres cultivamos precisan de tiempo, lugar y memoria, no surgen sin más, son un acto de voluntad, la decisión consciente de conocernos y reconocernos entre nosotras, confiarnos y cuidarnos.
La relación y la confianza entre mujeres son ingredientes importantes para gestar procesos de comprensión, aprendizaje y transferencia.